Nada, sólo una breve reseña, que no sé si me dará tiempo a hacer la maleta antes de irme de vacaciones mañana (debe ser algo contagioso, aunque en mi caso es mucho más sencillo: mi fondo de armario se podría definir con un punto y una recta (es un mal chiste matemático, lo siento))…

Hoy tocan, en lo más reseñable de esta semana quitando nuestro ensayo de los viernes (aja, aja), Judas Priest en Anoeta. Y con Blind Guardian y UDO. Un cartel que, en los 80 (quitando a blind guardian, claro) hubiera reventado todas las taquillas. Ahora son un grupo de amables sexagenarios con una vida intensa detrás que se subirán al escenario a cantar ssu viejas canciones, canciones que corearemos como si fueran himnos todos sus viejos seguidores. Habrá infinidad de calvas tanto encima como debajo de escenario… Y es que los tiempos gloriosos de Heavy Metal ya quedarón atrás. Sólo resistimos un puñado de nostálgicos, cada vez más abiertos a nuevos estilos.

Udo, ese bajito con voz de gruñón que hizo grandes a unos Accept que sin él no fueron nada… Blind Guardian, que sin ser demasiado de mi agrado tienen una buena cohorte de seguidores… Y Judas Priest. No hace falta decir más de estos. Aunque Mr. Halford ya no esté para muchas alegrías.

Da igual. Iremos, cantaremos las mismas canciones de siempre, agitaremos nuestras calvas cabezas sacudiendo unas melenas imaginarias, y nos dejaremos las gargantas y los tímpanos en cuatro horas de infierno decibélico.

Todo un gustazo, como debe ser un concierto. Eso sí, me llevaré tapones. Jajaja…

Agur, sed buenos….

O no.